Cada vez se lee menos poesía, se escribe menos poesía, y se habla menos de poesía. Sin embargo, y paradójicamente, la poesía es la síntesis de todo, la poesía es la base de toda creación. Todos los artistas beben de la poesía para culminar su inspiración. La poesía da ritmo a nuestras vidas, nos enseña a comprender y comunicarnos, nos guía en nuestra infancia, nos enamora en nuestra adolescencia y nos hace madurar como adultos.
La poesía no es un capricho, la poesía no es algo pasado de moda, la poesía no es cosa de niños, ni de poetas. La poesía es nuestra mayor mentora durante todo el ciclo de nuestras vidas. Quienes nunca abandonan la poesía, quienes continúan deleitándose entre los versos de los grandes poemas, esos tendrán enriquecidas sus vidas sin saberlo, tendrán más facilidad para comprender al otro, desarrollarán la empatía, mantendrán la sensibilidad para apreciar cuanto les rodea, y podrán contemplar el mundo con un prisma vitaminado con muchos más matices cromáticos, porque conservarán la juventud en su corazón y el amor en su alma.
La poesía es esencial para todo creativo; ningún artista que no lea poesía puede decir que es un artista. Y todo ser creativo, cuando está creando, está componiendo un poema. Todo artista nato, independientemente de la materia en la que se exprese, ya sea pintor, escultor, músico, escritor, o director de cine, es un poeta. Todo artista auténtico, cuando expresa su arte, está creando un poema.
La poesía debería ser a día de hoy, el bien más preciado de la humanidad, lo más importante en la rutina diaria de todas las personas. Todos los profesionales necesitan poesía en sus trabajos, todas las personas necesitan poesía en sus vidas cotidianas. Sin poesía no hay ritmo ni color.
Sin embargo, cada vez se habla menos de poesía, se lee menos poesía y se escribe menos poesía. Es lamentable, es triste, pero la poesía se ha extinguido. Y a medida que desaparece, a medida que la poesía se ausenta de nuestras vidas, el ser humano se vuelve un poco menos humano y bastante más frío, más distante, menos emocional y menos interesante. El estrés, Internet, los teléfonos móviles, la velocidad en todo, la superficialidad que inunda y mina todos los aspectos de nuestras mentes… el mundo ha cambiado. En este nuevo universo, donde todo es compartido, donde todo el mundo está conectado, donde todo se sabe y no existen secretos y parece que todo es de todos, donde no hay lugar para los prólogos, ni para los misterios, en este nuevo mundo en el que la magia ya no tiene cabida, la poesía, como no podía ser de otra forma, ha agonizado. ¡Es el momento de que nos sintamos orgullosos, levantemos la cabeza bien alta, por ser los artífices de la destrucción masiva de aquello que le daba vida a nuestras vidas!. Nosotros hemos arrojado la piedra sobre nuestro propio tejado: somos enemigos de nosotros mismos, como dijera Thomas Hobbes: homo homini lupus. Y ahora, sonriamos felices… ya lo hemos conseguido: Somos más inteligentes, más avanzados y más cool. Bienvenidos a la nueva era.
Aïssa López
22 de mayo de 2014